jueves, 19 de abril de 2012

Roberto J. Payró (1867-1928)

Periodista, novelista, cuentista y dramaturgo argentino, nacido en Mercedes en 1867 y muerto en Lomas de Zamora (Buenos Aires) en 1928.
Fue periodista y desempeñó una labor importante en La Nación de Buenos Aires. Muchos de sus artículos fueron recogidos en Los italianos en la Argentina (1895) y La Australia argentina (1898). Viajó a Europa como corresponsal de guerra durante la Primera Guerra Mundial.
Su obra representa uno de los ejemplos más sobresalientes de la fusión culta y popular en las letras argentinas. Su prosa se caracteriza por una admirable fluidez, una sintaxis clásica, una ironía en ocasiones cruel y el humor. Sus narraciones presentan elementos característicos de la tradición hispánica de la picaresca trasladados al ámbito gauchesco.
Entre las novelas, conviene destacar El casamiento de Laucha (1906), novela corta que narra la historia de un pícaro criollo llamado Laucha, el cual finge su matrimonio con la propietaria de una tienda a la que arruina y luego abandona; y Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (1910), en la que se narra la historia de la carrera política de un provinciano. Además, escribió novelas históricas como El falso Inca (1905), El capitán Vergara (1925) y El mar dulce(1927), en la cual trata sobre la vida del conquistador Juan Díaz de Solís.
De su producción cuentística, sobresalen Pago chico (1908), conjunto de relatos que muestran la corrupción de los políticos de una ciudad provinciana; Violines y toneles(1908); Historias de Pago Chico (1920); y Nuevos cuentos de Pago Chico (1929), donde denuncia con humor la política y la administración del país.
Entre sus obras dramáticas, conviene destacar Canción trágica (1900), Sobre las ruinas (1904), Marco Saveri (1905), El triunfo de los otros (1907), Vivir quiero conmigo(1923), Fuego en el rastrojo (1925), Alegría (1928) y el sainete titulado Mientraiga; estas dos últimas son obras póstumas.
Se inicia con Novelas y cuentos (1887), y colabora durante treinta y seis años para el diario La Nación (1891-1927). Fue el libro de viajes La Australia Argentina (1889; ampliada a posteriori para completar el drama Marco Servei, 1905, y que trama un alegato contra la ley de extradición), y Las tierras del Inti (1909) los títulos que impulsan su espacio literario. Con su drama El triunfo de los otros (1907), Payró lanzaría una acusación ya sabida: «Acuso a quienes explotan para su propia fama los servicios de escritores anónimos». Es considerada como su mejor obra Las divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (1910), y será un escritor que redibuja la conquista de Río de La Plata en El mar dulce, crónica escrita en Lomas de Zamora (1927). Le acompaña un sentido del humor enrabiado, y fluido, a lo largo de su novela Pago Chico (1908), lugar que podría situarse más al oeste del meridiano quinto o más al sur de Río Negro: «Tráguese la rabia y cállese la boca, porque lo más que sacará será lo que el negro del sermón: los pies fríos y la cabeza caliente». En el epílogo a Nuevos cuentos de Pago Chico (póstuma, 1929), puede leerse:
Lector que, risueño o adusto, has recorrido con interés o desgano estas páginas... ¿Sabes a qué espectáculo hemos asistido juntos sin saberlo? Pues nada menos que a las primeras palpitaciones de una democracia en gestación... Pasemos sin más preámbulos a relatar y puntualizar varios episodios de la sabrosa historia pagochiquense, preñada de hechos trascendentales, rica en filosófica enseñanza, espejo de pueblos, pauta de administraciones progresistas, norma de libertad, faro de filantropía...
obra que se nutre de su estancia en Bahía Blanca (1887-1891). Son novelas breves El casamiento de Laucha (1906), El falso Inca (1905, sobre el alzamiento de los calchaquíes en el valle de Catamarca: Grandes acacias espinosas y asclepiádeas y aristoloquiáceas que trepaban por la roca como los bastidores de una obra de teatro), crónica donde avisa que suele olvidarse de la actualidad para averiguar el pasado, y Chamijo (1930, el Perú de principios del xvii, el Perú de los virreyes, el Perú de las riquezas de fábula y del perpetuo holgorio)
Es ese humor sereno, de lo cotidiano, un control del paisaje y de un personaje como el cura Papagna: «Díganme, háganme el favor, ¿cómo puede ponerse rico un cura en un pueblo de campo, aunque le llueva limosnas y le goteen las velas para los santos y haga como el sacristán de Nuestra Señora de la Estrella: la mita’ p’a mí, la mita’ p’a ella?».
Creó en Barcelona la imprenta Mitre para acercar la literatura argentina. Amigo de Rubén Darío, y de bohemios y de dandis, se ha mencionado que ingresó en la masonería, y, acaso, y en esos instantes, redactara la obraCharlas de un optimista (1931) o El mar dulce (1927) o El capitán Vergara(1925). En Elcasamiento de Laucha, las descripciones así como la intención, y en esa primera impresión de constancia, transmiten una capacidad similar a la del halcón, una mirada que planea, y que extrae y que magnifica: «Antes de la semana ya me había ido sin rumbo, y seguí de pueblo en pueblo y de chacra en estancia, alejándome cada vez más de Buenos Aires, como si en mi perra vida hubiera pensado ver a los porteños. Válgale a la suerte que juega con el hombre como el viento con la paja voladora».

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