jueves, 18 de octubre de 2012

Raúl Scalabrini Ortiz sobre el 17 de octubre


El peronismo es, sin duda alguna, un antes y un después en la historia argentina. Entre 1943 y 1946, la confluencia de diferentes fuerzas políticas y sociales, entre los que se encontraba militares, empresarios y trabajadores, dio forma a este gran movimiento de masas. A mediados de 1944, Perón ya se había convertido en el hombre fuerte de la Revolución de 1943. Desde la Secretaría del Trabajo, fue moldeando una situación en la que los trabajadores organizados tenían un rol fundamental. Perón además convocaba al empresariado a colaborar con su política pro sindical a fin de evitar la amenaza del comunismo. Al mismo tiempo, convocó a diferentes grupos políticos a confluir junto a las Fuerzas Armadas y la Iglesia en el nuevo orden pos Segunda Guerra Mundial. Este proyecto fue el que originariamente fracasó y que llevó a Perón, a fines de 1945, a un aislamiento del cual sólo lo salvarían las masas obreras y una dirigencia sindical que reconocía al coronel las mejoras alcanzadas en sus condiciones de trabajo y vida. El 17 octubre de 1945 fue el momento fundante de esta particular alianza, que Scalabrini Ortiz, un hombre del pensamiento nacional y popular, recordaría de forma épica.

Fuente: Raúl Scalabrini Ortiz, Tierra sin nada, tierra de profetas, Buenos Aires, Plus Ultra, 1973, pág. 55.

“Corría el mes de octubre de 1945. El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres. (...) Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de resto de brea, de grasas y de aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe (…) Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad (...) Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto (...) Éramos briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años, estaba allí, presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo.”

Raúl Scalabrini Ortiz

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