viernes, 8 de febrero de 2013

Martín Miguel de Güemes


Martín Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1.785, pertenecía a una familia noble y adinerada. Cursó sus estudios primarios en su ciudad natal, alternando la enseñanza formal con el aprendizaje de las labores campesinas en las Fincas familiares. A los 14 años se incorporó como cadete de una Compañía del Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires, iniciando una brillante carrera militar.

En 1805 fue trasladado a Buenos Aires donde comenzó a defender la integridad territorial actuando heroicamente durante las Invasiones Inglesas, actuación por la cual fue premiado y ascendido.

Durante 1.810, al servicio de la causa revolucionaria, se desempeñó eficazmente al mando de un Escuadrón Gaucho en la Quebrada de Humahuaca impidiendo la comunicación entre los opositores al nuevo régimen y los realistas del Alto Perú. El 7 de Noviembre batió a los realistas en Suipacha, único triunfo de las armas patriotas en el intento de recuperar el valioso territorio altoperuano.

Cuando el Ejército Argentino fue derrotado en Huaqui (Junio de 1811) escoltó a su Jefe, Juan Martín de Pueyrredón  a través de la selva oranense y contribuyó salvar los caudales de la Ceca de Potosí, que estaba en poder de los realistas.

En 1.814, al hacerse cargo del Ejército, el Gral. José de San Martín le encomendó el mando de la Avanzada del Río Pasaje (hoy llamado Juramento porque en sus márgenes Belgrano hizo jurar obediencia a la Asamblea del Año XIII y donde se considera que nació como símbolo patrio de los argentinos la Bandera celeste-blanca-celeste) iniciando la Guerra Gaucha. Jujuy y Salta habían sido ocupadas por Joaquín de la Pezuela. Tras siete meses de asedio debió regresar al Alto Perú.

Al año siguiente derrotó completamente al poderoso ejército invasor al mando de Pezuela en Puesto del Marqués, luego de lo cual el pueblo y el Cabildo lo aclamaron Gobernador de la Intendencia (integrada entonces por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija, Orán y distritos de campaña).

En Junio de 1.816 el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, debido a la lamentable situación en que se encontraba el Ejército Auxiliar, le encomendó "la defensa de las Provincias Unidas y la seguridad del Ejército Auxiliar del Alto Perú" que se encontraba en Tucumán reorganizándose después de ser derrotado en Sipe Sipe. Entonces las milicias gauchas al mando del heroico salteño pasaron a desempeñarse como ejército en operaciones continuas, al servicio de la Patria. Por ello considerar a Martín Güemes prócer provincial ó defensor de la frontera Norte es una muestra del desconocimiento de nuestra Historia.

SU MUERTE

Durante el primer semestre de 1821 Güemes suplicó auxilios para equipar la fuerza que debía marchar al Perú a sostener la campaña sanmartiniana. Pero las heridas abiertas por su gestión política y económica a favor de la Independencia, el sostenimiento de la causa –forzosa o voluntariamente- a cargo de los pudientes –ya ex pudientes- de Salta y Jujuy, generaron una enconada oposición. Mientras, el Gral. San Martín ya había desembarcado en las costas peruanas.

A la falta de recursos se sumaron otros obstáculos:

·        Bernabé Aráoz  invadió Santiago del Estero evitando que Felipe Ibarra le enviara apoyo, desestabilizando a Güemes. El Cabildo de Salta autorizó marchar sobre Tucumán, por lo que Güemes hizo retroceder las fuerzas concentradas en Humahuaca y las dirigió a suelo tucumano.

     Güemes se encontraba al Sur de Salta, cuando la vanguardia realista al mando del Coronel Guillermo Marquiegui se aproximó a Jujuy con una importante tropa. José Ignacio Gorriti lo enfrentó el 29 de Abril y tomó prisioneros a Marquiegui, su hermano Felipe, al Cnel. Vigil y a toda la División. Los vencedores fueron recibidos en Salta con gran algarabía.

Olañeta se alejó hacia el Alto Perú dejando parte de la tropa al mando de José María Valdez esperando la oportunidad para marchar sobre Salta, recuperar a los prisioneros (Guillermo y Felipe Marquiegui eran cuñados suyos) y vengar la afrenta.

·        En mayo de 1821, en ausencia de Güemes, los comerciantes se rebelaron y el Cabildo -liderado por ex pudientes- lo depuso del cargo de gobernador y lo condenó al exilio. Este levantamiento es conocido como la Revolución del Comercio. Al recibir el acta de destitución Güemes regresó a Salta, el 31 de Mayo y aplacó la rebelión con su sola presencia.

Al fracasar, los revolucionarios huyeron, unos hacia Jujuy en busca de los realistas, otros hacia Tucumán en busca de Aráoz y otros se ocultaron.

·        Aprovechando las circunstancias Pedro Olañeta ocupó Jujuy y apoyó a los enemigos internos del Prócer. Uniendo resentimientos urdieron un ataque a traición que se concretó con éxito cuando lograron sorprenderlo.

Mientras Guemes reorganizaba el ejército en un campamento cercano a la capital, se trasladó a una casa de la ciudad, propiedad de su hermana y colaboradora, la heroica Macacha. Allí, en la madrugada del 7 de junio de 1.821, fue sitiado por una partida realista que guiada por baqueanos y un comerciante traidor había ingresado a Salta desde el Oeste por un sendero de difícil transitabilidad. Iba al mando del español José María Valdéz, conocido como “Barbarucho” quien con un selecto grupo ingresó subrepticiamente durante la noche, bloqueando la manzana.

Güemes había enviado hacia la plaza a uno de sus ayudantes quien al encontrarse con la partida del rey recibió algunos disparos. Al escucharlos Macacha lo incitó a escapar por una puerta secundaria, Güemes se negó a abandonar la escolta y montando con arrojo su caballo buscó la calle. Por la espalda, una bala le atravesó la región sacro-coxígea-glútea.

Fue auxiliado por sus gauchos y trasladado al monte. Allí, bajo un árbol, soportó una cruel agonía, dejando a la posteridad la última lección de amor y valentía.

Durante diez días, bajo un cebil colorado y recibiendo el cuidado y afecto de sus tropas, acosado por dolores físicos y sin posibilidades de alivio continuó dando órdenes desde un catre. Dos comisiones enviadas por el invasor le ofrecieron atención médica, títulos y honores a cambio de abandonar la lucha. Mientras estaba en pié no había cedido a los ofrecimientos con que intentaron comprarlo, tampoco entonces, en el umbral de la muerte, cedió.

En presencia de la segunda comisión, dos días antes de morir, cortándole la palabra al emisario, ordenó al coronel Jorge Enrique Widt:  ¡Júreme usted, sobre el puño de esta espada, ya mismo y delante de estos señores, que cuando yo muera seguirá la lucha mientras haya un enemigo de la Patria y un salteño dispuesto a dar la vida por la libertad". El coronel hizo el juramento y los emisarios, avergonzados ante quien ni la agonía doblegaba, se retiraron.

El 17 de junio de 1821, a los 36 años,  entregó su alma al Creador mientras Pedro de Olañeta era recibido con honores por los antigüemistas, asumiendo el  Gobierno.

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