viernes, 19 de septiembre de 2014

19 de septiembre de 1968, Muere John William Cooke

Abogado, diputado nacional, periodista y escritor, director del semanario De Frente, abandonó su nacionalismo inicial para convertirse en el principal propagandista de la política insurreccional del proscripto peronismo. Delegado personal de Perón y la única persona a la que el líder justicialista nombró "heredero" de la conducción de su movimiento político, organizó la Resistencia Peronista y ofició de nexo entre Perón y Frondizi para la firma del pacto que llevaría a este último a la Presidencia de la Nación. Influido por la revolución cubana fue el gran teórico de la izquierda peronista. Había nacido en la ciudad bonaerense de La Plata el 14 de noviembre de 1920.

Frases De John William Cooke
Una revolución requiere partido revolucionario, jefes revolucionarios y mito revolucionario, por un lado, y la ocasión, por el otro.
En un país colonial las oligarquías son las dueñas de los diccionarios.
¿Qué somos, desde el punto de vista de nuestra orientación? Lo único que es posible: un partido de izquierda. Los que dicen que eso de izquierdas y derechas no tienen razón de ser es porque son reaccionarios; para el resto de la gente, la palabra izquierda tiene un significado muy claro, y doblemente claro en Argentina, donde la izquierda fue cipaya, es decir, no fue de izquierda, pero ya la confusión se desvaneció.Los pactos políticos entre fracciones adversas son siempre de mala fe, aunque sean convenientes.
La oligarquía se inventa un enemigo comunista para aplastarnos a nosotros, que somos el enemigo real.




Como toda organización política, estamos luchando por el poder; como toda organización revolucionaria, necesitamos todo el poder para desde allí realizar nuestro programa.
El nacionalismo sólo es posible como una política antiimperialista consecuente.
Toda revolución es el final de un proceso, y hasta que se cumpla ese proceso, solamente se anotan parciales.
Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente. Solamente cuando la rebeldía está coordinada y encausada en un movimiento de liberación, adquiere la eficacia necesaria para luchar con éxito.

Los partidos políticos tradicionales no forman parte del Frente de Liberación por la sencilla razón de que están en la trinchera enemiga. No desean terminar con la opresión sino cambiar la mentalidad de los oprimidos.
No hay política nacionalista sino bajo la conducción de la clase trabajadora, que movilice la voluntad nacional tras la empresa revolucionaria de cambiar el orden social existente y asegurar sus bases mediante el desarrollo independiente, hasta desplazar del poder a las clases dominantes, la toma del poder por los trabajadores y la construcción nueva.

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